Maestros Ascendidos

Los Maestros Ascendidos son seres espirituales iluminados que han vivido en la  Tierra, realizado su razón de ser y ascendido, es decir, reunido con  Dios. Los Maestros Ascendidos son los verdaderos instructores de la humanidad.  Dirigen la evolución espiritual de todos los devotos de Dios y les guían de vuelta a su origen divino.

Los Señores de los Siete Rayos

Las manifestaciones de Dios en la Naturaleza son tejidas en y a través del Cosmos Espiritual/Material por el Espíritu Santo, cuyos Hijos -conocidos como los Señores de los Siete Rayos y el Gran Señor, su jerarca- instruyen, entre las gracias espirituales que todo lo penetran, a nuestras almas a ser receptivas. Jesús nos presentó hace muchos años a estos Hijos siervos en el Cielo, que se han graduado de las aulas de la Tierra.

El Maestro indicó la enseñanza del Cuerpo Universal de Cristo que dio a través de Pablo, para explicarnos que el mismo Cuerpo que dio a través de Pablo, para explicarnos que el mismo Cuerpo que todos compartimos con los portadores de Luz sobre la Tierra, está formado en el Cielo por ángeles y seres que han alcanzado la maestría, grandes espíritus similares a los nuestros que animan y dirigen las fuerzas cósmicas, cada uno de los cuales «encarna» un puesto y una función especiales de la actividad universal de la Mente de Dios.

El Señor nos mostró estos emisarios que enseñan a los piadosos de la Tierra el sendero de la Cristeidad individual en los siete rayos y en los siete chakras (centros espirituales del cuerpo humano); cada rayo una emanación de Luz del Cristo Universal que concentra dones y gracias particulares así como principios del conocimiento de uno mismo en el Logos, los cuales pueden ser desarrollados por el discípulo a través de la vocación de su vida.

Él explico con perfecta lógica que el trabajo de la Gran Hermandad Blanca y de todas las huestes celestiales asociadas a ella, incluyendo aquellos a quienes patrocinan sobre la Tierra, era y es educar la naciente divinidad de cada hijo de Dios, al tiempo que van enseñándole la autodisciplina y el amor por su labor sagrada; amor que enciende el alma para que se enamore de su Señor y para desear glorificar al complemento total de su Luz (conciencia Crística) en cada uno de sus miembros.

Él nos mostró que en este ciclo de nuestra historia cósmica, las evoluciones de la Tierra que están transitando de la era de Piscis a la de Acuario están destinadas a equilibrar la llama trina del corazón y expandir los atributos de la Trinidad  —Poder, Sabiduría y Amor— por medio de cada uno de los siete rayos, puesto que estos rayos están concentrados conscientemente en los siete chakras.

Esta obra del alma es, en verdad, nuestra obra, del mismo modo que somos la obra de Sus manos- es la preparación que se requiere antes de recibir la tarea especial física y espiritual con la llama gemela de uno, una misión que procede de las esferas superiores de su mutuo plan divino (cuerpos causales) que debe ser realizada antes de que se les permita graduarse (es decir, ascender) de las aulas de la Tierra.

Sí podemos aprender, y haríamos bien en aprovechar la oportunidad, de los Señores de los Siete Rayos, nuestros mentores del Espíritu que nos conducen por los senderos de la rectitud por el amor de Su nombre- YO SOY EL QUE YO SOY-hacia la receptividad de nuestra alma a los dones del Espíritu Santo.

 

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